miércoles, 20 de febrero de 2008

PNJ Capitulo III



¿Así que eso es? Un NP resignado al avance imparable del tiempo. Nunca, hasta hoy, había llegado un NP sin la clara convicción de permanecer para siempre en PNJ. No porque no los haya si no porque él los ve como una amenaza, un peligro. Capaces de arrancarle a sus NP haciendo llegar la otra realidad, la que detesta, la del falso progreso. No me ha hecho falta mas una noche para darme cuenta de que en ella hay una belleza que la hace diferente. No es una belleza apabullante, de la que hace sentirse incomodo a todos los que estén a su alrededor. Es más bien la belleza en equilibrio. Haciendo una disección, viendo cada parte por separado, nada parece ser bello, es el conjunto de toda ella lo que estremece. Un conjunto perfectamente equilibrado como una composición artística suspendida de hilos casi invisibles en la que la falta de un solo enlace haría que se desmoronase Todo. Como toda obra de arte, ella es más que una bella composición estética.

lunes, 18 de febrero de 2008

PNJ Capitulo II

Sentados alrededor de unos porros, canutitos le gusta llamarlos a él, intento descubrir en ellos a los NP que seguro esconden. No tarda en aparecer el primero, un NP en busca del sexo que en el mundo de donde viene le es difícil encontrar, como un indio en la espesura del bosque. Necesita un sexo sin ataduras, sin compromisos, sin promesas ni esperanzas, sin vencedores ni vencidos. Sexo por el puro placer de disfrutar del sexo. Aquí lo encontrara, seguro. Hay muchos NP como él, quizás demasiados. Al otro muchacho le cuesta algo mas dejar salir a su NP. Finalmente aparece cargado de un arsenal de armas en forma de utópicas ideas para luchar contra el capitalismo en mayúsculas, como él dice. A este tampoco le van a faltar compañeros de batalla contra los piratas del S.XXI. Estos, por muchos que haya, nunca son demasiados.

En ella no consigo ver a su NP. ¿Por qué? ¿Dónde lo ha visto él? Hasta hoy nunca me había costado ningún esfuerzo ver a los NP. Tengo que salir en su busca.

-¿A que has venido hasta aquí? Tengo la sensación de que estas fuera de lugar. Hay algo en ti diferente al resto de nosotros, diferente a estos dos con los que has venido.- La pregunta parece que no la ha sorprendido. Tengo la impresión de que lleva mucho tiempo esperando ha que alguien la hiciese.

-Tienes razón, no debería estar aquí. Son mis últimas vacaciones con ellos. Desde hace mucho, no recuerdo cuando empezó, nos vamos los tres unos días juntos de vacaciones. En unos meses mi vida cambiara y ya nunca más repetiremos estas aventuras veraniegas. Las echaré de menos, seguro.- Su voz suena cargada de maravillosos recuerdos vistos con los ojos de la nostalgia.- Antes si era como ellos, cargados de irresponsabilidad, de hormonas, de ganas de lucha, de ganas de juego, llenos de vida. Supongo que por fin he sentado la cabeza. Tengo la sensación de que estoy atravesando un túnel que me conduce de forma irremediable a la estación de la gente normal. Allí me espera un trabajo normal, una hipoteca normal, unas expectativas normales, una familia normal, en fin, una vida normal.

-Pues aquí tienes una puerta trasera para salir.

-Me temo que no quiero salir.

EDGAR DEGAS

domingo, 17 de febrero de 2008

PNJ Capitulo I



Otro verano más. Rodeados de hippies de ‘temporá’ y de hippies costrosos. A él le gusta llamarnos Mis Niños Perdidos pero yo me quedo con hippies costrosos. Nos siento protegidos por una costra de sol, de salitre, de mar, de vida. Él nos ha enseñado a usar esta costra como una coraza contra una vida de la que un día nos alejó, abriendo frente a nuestros ojos una ventana al País de Nunca Jamás.

Se respira la asfixiante y pegajosa monotonía de las vacaciones autenticas de los hippies de ‘temporá’, así los llamamos los Niños Perdidos. Hippies con Visa, artistas mediáticos de incógnito locos por alguien los reconozca, cuarentonas separadas en busca de su primer orgasmo, fantasmas de medio pelo, pijos venidos a menos, quinquis venidos a más. Siempre son los mismos y como cada año vuelven. Con otros nombres y con otras caras pero los mismos. Las mismas expectativas estivales de descubrir las drogas, el buen rollito y lo yenbes o las mismas ansias de revivir los lejanos dieciocho y demostrase que siguen siendo, que siguen vivos. Se mienten.

Hoy ha venido al progreso. Un progreso del que huye por odiarlo. “Mira, pequeña,- me dijo- eso que llaman progreso no son más que cambios. No es progreso, el progreso nos debería hacer sentir más libres, más vivos y más humanos, pero esto nos ata, nos hiere y nos embrutece. Pregúntales ¿a que sabe el viento? ¿A que sabe la noche? No lo saben, no lo han degustado. Tienen tantas cosas que probar, tanto progreso.”. Un cerrojo y una llave son su única concesión, y eso después de tres robos en el mismo verano. Continua con su vida anclada en un tiempo en el que las distancias se median en jornadas y el mundo llegaba hasta donde había caminado el último forastero con el que había compartido cena. A ese tiempo nos ha llevado a todo el que hemos sabido acompañarle. Hoy, sentado en un taburete tan viejo como el, haciendo esas baratijas horribles que tanto gustan en el improvisado mercadillo hippie del improvisado paseo marítimo, le miro y redescubro esos ojos que todo lo han visto, me pierdo en esas arrugas salidas del viento y la mar y se que pertenezco al País de Nunca Jamás.

Su mirada me anuncia que vamos a tener nuevos compañeros en PNJ. Se ha quedado mirando a los tres jóvenes. Es capaz de mirar allá del fondo del alma y descubrir a un Niño Perdido agazapado y temeroso en el rincón más abandonado y oscuro. Les tenderá una mano y les enseñará el camino para sacar el Niño Perdido. Lo ha hecho cientos de veces, siempre lo consigue.
Hay los dejo. A ellos embelesados con sus juegos malabares hechos de palabras, a el con sus historias de otro tiempo. La noche me confirma que lo ha vuelto a conseguir, hay nuevos Niños Perdidos.