miércoles, 22 de octubre de 2008

Amnistía no Amnesia

Desde que el juez-star Garzón salto a los escenarios mediáticos de periódicos y juzgados con su nuevo show, chou en el castellano más castizo, parece que la derecha más casposa y rancia sufre un serio problema de dislexia y viene confundiendo amnistía con amnesia. No señores, no se me confundan. Hay muchas familias que aun hoy no han olvidado pese, o gracias, ha haber pasado toda su vida junto a los que fusilaron o delataron a sus familiares de cometer el delito de pertenecer al bando de los vencidos. Muchas de estas familias no saben donde están sus muertos, no saben donde llevar flores los días uno de Noviembre, la mayoría de ustedes sí.

La ley de amnistía a los crímenes durante el franquismo no debería ser el mecanismo para el borrado de memoria masivo que muchos desearían. No la utilicen, gracias. En su día dicha ley fue punto de partida para llevar a cabo una modélica (¿?) transición y permitió afrontar con una nueva perspectiva los tiempos que se avecinaban. Esto no quiere decir que se olvidaran los crímenes y abusos cometidos por vencedores y vencidos durante la guerra civil y contra los vencidos a lo largo toda la época de dictadura franquista. Como todas las leyes esta también puede, y debe añado, ser revisada. Que no será la primera ni la última ley en adaptarse a los tiempos y la sociedad en la que convive, al fin y al cabo las leyes las deben hacer las sociedades y no a la inversa.

Aún hoy hay gentes que hablan de ‘aquella época’ sin atreverse a decir ‘la dictadura’ o ‘franquismo’, síntoma claro de la auto-censura del miedo o la vergüenza. Se supone que gozamos de una democracia sólida y una sociedad madura, por lo tanto ahora es un buen momento para mirar a los ojos al pasado y poner ciertas cosas en su sitio.

No se trata de abrir viejas heridas, pues estas nunca cerraron, sino de justicia y respeto a la victimas así como el juicio a los responsables de la parte más negra de nuestra historia reciente, para que no aparezca esta parte de la historia como una anécdota en los libros de texto. No es ni más ni menos que lo mismo que pedimos para con las victimas de ETA, las victimas de la dictadura en Chile, las victimas de la guerra de lo Balcanes, las victimas del Holocausto Nazi, etc. Podría seguir enumerando vergüenzas por las que hoy día pocos de nosotros se rasga las vestiduras por juzgar a los responsables. Entonces, ¿por qué mirar para otro lado con respecto a nuestra historia? ¿Para olvidarla y volver a repetir los mismos errores pasadas unas generaciones? Espero que haya muchos Garzones que no lo consientan.
Cuadro de: Juan Carlos Ñañake Torres (Perú)

domingo, 12 de octubre de 2008

PNJ Capitulo IV

La mañana entró por entre, lo que se supone era las cortinas, jirones de tela de una época en la que los colores poco o nada importaban. Con un aparente desorden cada uno de los que allí estaba empezó lo que parecía una danza de cuerpos sin alma (gracias Sabina) y que culminó a los pocos minutos con el resultado, inesperado, de una casa recogida y ordenada, como si por allí no hubiera pasado nunca nadie. Todas las mañanas era lo mismo y como todas las mañanas no dejaba de sorprenderme.

Cuando quise echar una mano todo había terminado y me vi arrastrada hacia el gran patio, antes con vista a la mar. El sol cegó mis ojos y caldeo mi cuerpo aún entumido por el frío de la noche, el duro jergón que hacia las veces de cama y demasiado vino y porros. Un desayuno a base de café, pan y fruta terminó de hacerme recordar, como todas las mañanas, donde estaba: en PNJ.

Aún estaban allí los nuevos NP, la nueva NP. Y él charlaba afablemente con uno y otro y les contaba su odio al progreso y los convencía, lo note en sus ojos vacíos de cualquier conexión con otro mundo que no fuera el que él les estaba contando, y llegó a la parte en la que realmente se enfada con el progreso, la humanidad y hasta con él mismo, y llegó a la parte en la que su hermano, ese pirata del ladrillo, una vez le abandonó, y enmudeció. Ahora ya lo sabían. Su lucha no era solo contra el progreso, su lucha era además contra un hermano. Un hermano ávido de dinero, capaz de vender su propia alma y capaz de machacar las vidas y las esperanzas de todos sus vecinos.

-Nada le importa. Solo hay un santo en su peana- Me solía decir asomando a sus ojos un brillo mezcla de odio y lagrimas.