lunes, 29 de noviembre de 2010

VOLUMENOLEGAL Nº29

El silencio de las mariposas

No entendía por que, de nuevo, tenía que estar castigado frente a la pared. Le parecía tan absurda la norma impuesta de no hablar en clase como el pedirle a las mariposas que dejaran de volar. ¿Para qué darle alas a las mariposas? ¿Para qué a nosotros la voz?

Así que decidió no volver nunca más al aula de sus desdichas. Vagó por la ciudad sin un destino concreto. Se sentía, por primera vez a sus 10 años, libre como una mariposa. El calor era sofocante por lo que empezó a buscar un lugar fresco en el que descansar. Terminó su búsqueda de la frescura en el viejo museo, lugar al que nunca, hasta hoy, había entrado.

Deambuló por pasillos anchos, frescos y luminosos cargados hasta el techo de cuadros. Cuadros llenos de colores que nunca hubiera imaginado que existieran. Poco a poco se fue apoderando de él una sensación extraña. Y allí sentado, frente a aquel cuadro, en silencio, comprendió que las mariposas, de vez en cuando, dejan de volar para libar de las flores todos sus colores.

viernes, 27 de agosto de 2010

Del lado de la Demencia

Los diccionarios definen la demencia como Locura, trastorno de la razón. Y también deterioro progresivo e irreversible de las facultades mentales que causa graves trastornos de conducta.

Si bien no descartamos como nuestras algunas de esas patologías, no se asusten. No estamos dementes. Como mucho se nos podría tachar de zumbaos. Aunque este término no deja de ser simpático y siempre que se utiliza es para alabar una actitud alocada más que para criticarla.

Nuestra demencia tiene que ver con una actitud vital.

Es cierto, estamos del lado de la demencia y nuestra razón se trastorna hasta el punto de querer tirar la cruz del valle de los caídos. Pretenden medicarnos con cápsulas de hipotecas o regímenes laborales de 7 a 7. Necesitan que nuestra demencia sea leve para así poder cotizar en la medida que ellos han decidido. Emitirán partidos de fútbol o de tenis o el chiqui-chiqui, bajo cuya bandera pretenderán arroparnos y hacernos sentir partícipes de los millones que gane Nadal, Torres o Alonso. Después, llegado el tiempo libre, el que es nuestro, nos lo estructurarán para ir al Xanadú y cívicamente, por supuesto, dejemos allí parte de nuestros sueldos, agradeciéndoles de paso el inmenso favor que nos hacen haciéndonos sentir cuerdos ciudadanos del primer mundo, del mundo que dominan.

Por eso estamos del lado de la demencia y no le tenemos miedo a esa frontera entre la locura y la cordura. Porque sabemos, intuimos, que esa línea también la pusieron ellos y nos la pintan horrible para apartarnos de ella y ser tal y como ellos quieren que seamos.

Por eso preferimos estar al lado de Jorge, que recorre los tugurios más peligrosos de Madrid por amor, de un grupo de chicos que quieren quemar una ciudad, del marido que se sube a las nubes a la menor discusión, junto a un niño de 10 años, libre como una mariposa que no entiende nada de nada....

Estamos de este lado.

¿Te vienes?