Desde que el juez-star Garzón salto a los escenarios mediáticos de periódicos y juzgados con su nuevo show, chou en el castellano más castizo, parece que la derecha más casposa y rancia sufre un serio problema de dislexia y viene confundiendo amnistía con amnesia. No señores, no se me confundan. Hay muchas familias que aun hoy no han olvidado pese, o gracias, ha haber pasado toda su vida junto a los que fusilaron o delataron a sus familiares de cometer el delito de pertenecer al bando de los vencidos. Muchas de estas familias no saben donde están sus muertos, no saben donde llevar flores los días uno de Noviembre, la mayoría de ustedes sí.
La ley de amnistía a los crímenes durante el franquismo no debería ser el mecanismo para el borrado de memoria masivo que muchos desearían. No la utilicen, gracias. En su día dicha ley fue punto de partida para llevar a cabo una modélica (¿?) transición y permitió afrontar con una nueva perspectiva los tiempos que se avecinaban. Esto no quiere decir que se olvidaran los crímenes y abusos cometidos por vencedores y vencidos durante la guerra civil y contra los vencidos a lo largo toda la época de dictadura franquista. Como todas las leyes esta también puede, y debe añado, ser revisada. Que no será la primera ni la última ley en adaptarse a los tiempos y la sociedad en la que convive, al fin y al cabo las leyes las deben hacer las sociedades y no a la inversa.
Aún hoy hay gentes que hablan de ‘aquella época’ sin atreverse a decir ‘la dictadura’ o ‘franquismo’, síntoma claro de la auto-censura del miedo o la vergüenza. Se supone que gozamos de una democracia sólida y una sociedad madura, por lo tanto ahora es un buen momento para mirar a los ojos al pasado y poner ciertas cosas en su sitio.
La ley de amnistía a los crímenes durante el franquismo no debería ser el mecanismo para el borrado de memoria masivo que muchos desearían. No la utilicen, gracias. En su día dicha ley fue punto de partida para llevar a cabo una modélica (¿?) transición y permitió afrontar con una nueva perspectiva los tiempos que se avecinaban. Esto no quiere decir que se olvidaran los crímenes y abusos cometidos por vencedores y vencidos durante la guerra civil y contra los vencidos a lo largo toda la época de dictadura franquista. Como todas las leyes esta también puede, y debe añado, ser revisada. Que no será la primera ni la última ley en adaptarse a los tiempos y la sociedad en la que convive, al fin y al cabo las leyes las deben hacer las sociedades y no a la inversa.
Aún hoy hay gentes que hablan de ‘aquella época’ sin atreverse a decir ‘la dictadura’ o ‘franquismo’, síntoma claro de la auto-censura del miedo o la vergüenza. Se supone que gozamos de una democracia sólida y una sociedad madura, por lo tanto ahora es un buen momento para mirar a los ojos al pasado y poner ciertas cosas en su sitio.
No se trata de abrir viejas heridas, pues estas nunca cerraron, sino de justicia y respeto a la victimas así como el juicio a los responsables de la parte más negra de nuestra historia reciente, para que no aparezca esta parte de la historia como una anécdota en los libros de texto. No es ni más ni menos que lo mismo que pedimos para con las victimas de ETA, las victimas de la dictadura en Chile, las victimas de la guerra de lo Balcanes, las victimas del Holocausto Nazi, etc. Podría seguir enumerando vergüenzas por las que hoy día pocos de nosotros se rasga las vestiduras por juzgar a los responsables. Entonces, ¿por qué mirar para otro lado con respecto a nuestra historia? ¿Para olvidarla y volver a repetir los mismos errores pasadas unas generaciones? Espero que haya muchos Garzones que no lo consientan.
Cuadro de: Juan Carlos Ñañake Torres (Perú)